El suicidio es un problema de salud pública complejo y multifactorial que puede afectar a personas de cualquier edad, género o condición social. Suele estar relacionado con trastornos de salud mental, situaciones de crisis, desesperanza, aislamiento o factores sociales y económicos adversos. Hablar abiertamente sobre este tema es fundamental para derribar estigmas y promover la prevención.

Reconocer las señales de alarma es clave: expresar ideas de muerte, retraimiento social, cambios drásticos de comportamiento, regalar pertenencias, pérdida de interés en actividades habituales o comportamientos autodestructivos. Ante estas señales, es vital actuar con empatía, escuchar sin juzgar y acompañar a la persona para que busque ayuda profesional inmediata.

La prevención del suicidio requiere un abordaje integral que incluya educación, detección temprana, acceso a servicios de salud mental y apoyo comunitario. Si tú o alguien que conoces está en riesgo, es importante acudir de inmediato a un servicio de emergencia o contactar líneas de apoyo y prevención del suicidio disponibles en tu país. Hablar puede salvar vidas.